01 Jul 11 consejos para dejar de turistear y empezar a viajar
Existe una gran diferencia entre viajar y ser un turista. La que separa la experiencia de la mera compra. La que se hace evidente entre los que compran souvenirs a 1 € y los que se dejan perder por alguna carretera secundaria. La que antagoniza un paseo por la costa de morte con las litronas bajo el sol. Siempre habrá quien disfrute de aglomeraciones que huelan a after sun, y siempre habrá quien huya de ellas. Siempre ha habido viajeros y siempre ha habido turistas. Pero ahora viajamos más y podríamos hacerlo mucho mejor.
Te damos 11 consejos para que cuando viajes, lo hagas de verdad.
Come en puestos callejeros
No solo es más barato, también se parece más a lo que come la gente entre la que has decidido pasar unos días; los sitios que regenta la misma abuela adorable desde hace 30 años ¡Y que no salen en las guías!
Haz algo que no puedas contarle a tus padres
Convive con desconocidos, pon a prueba tu estómago, arráncate a cantar en las fiestas de los pueblos, salta del puente más alto. Vive un poco.
No lo planees absolutamente todo
Ten planes B pero atrévete con los planes A y decide donde dormirás sobre la marcha. Está bien saber tener alguna carta bajo la manga, pero puedes improvisar un poco y disfrutar haciéndolo. ¡Quién sabe lo que vas a descubrir!
Lee un poco
Focas, teatro, yoga. Aunque no te guste mucho leer, seguro que algún tema te interesa. Busca un libro que te despierte curiosidad y volverás a casa sabiendo algo más.
Viaja solo al menos una vez en la vida
Del camino de Santiago a esa exposición que llevas queriendo ver desde siempre. Atrévete a estar unos días contigo mismo y a no compartir decisiones. Decide, conoce y pásalo bomba. Quien lo prueba siempre repite.
Habla con la gente
Parece una obviedad, pero es menos común de lo que parece. Si te paras un segundo a hablar con ese camarero o ese alguien que espera el autobús, te puede descubrir una ciudad completamente nueva. Si no lo practicas, esas clases de inglés no habrán servido para nada. Puede que cueste al principio, pero dos semanas fuera de casa equivalen a seis meses intensivos de academia, del idioma que sea.
Si contratas a un guía, que sea profesional
Si alguien disfruta de su trabajo probablemente lo hará muy bien. Y si decides gastar algo en que te expliquen esas pinturas o te paseen por el casco viejo, hazlo con garantías. Los servicios gratuitos no siempre son de fiar ni te ofrecerán el mejor servicio.
No vayas a encontrarte
Si buscas paz no tienes por qué encontrarla necesariamente a 10.000 kilómetros de casa. Tu realidad no se parece en nada a la de los países a los que vas a ir, pero tampoco tiene porque cambiarte los valores y la existencia por necesidad. Llévate contigo lo que aprendas, pero no te autoimpongas tanta responsabilidad. ¡Las vacaciones están para disfrutar!
Usa una maleta pequeña
Cuantas menos cosas cargues más fácil será moverte. Tanto si vas a comprar como si vas a subir montañas, el equipaje ligero es siempre una ventaja. Hay pocos rincones del mundo donde no tengan gel o no te puedan prestar un poco. Viajarás mejor.
Vuelve a mandar postales
Vuelve a comprar postales y sobres y envía una carta a los tuyos. Tú tendrás muchas fotos en el teléfono, pero ellos se llevarán una sorpresa muy agradable. ¿Cuánto hace que no recibes una?
Viaja largo, viaja mejor
Estudiar o trabajar fuera está mucho más cerca de lo que imaginas. Plantéate un año sabático, un tiempo para ti. O busca trabajo fuera. ¿Te gusta navegar? Por qué no trabajar en un barco? ¿Estás seguro de que tantas cosas te atan aquí? ¿De verdad?